La ley de economía sostenible es un mamotreto de 200 páginas. Tiene un montón de medidas; algunas buenas, algunas malas, algunas ambiciosas, algunas increíblemente cobardes. Por descontado, dejando de lado dos o tres chalados que leen cosas, parece que la blogocosa nacional ha decidido que todo eso es completamente irrelevante. Un absurdo. Todo esto de arreglar la economía de un país con un 18% de paro puede esperar. (...) El manifiesto parece una reacción histérica inútil y una campaña de autobombo del colectivo cancamuserista de siempre.
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