[c&p] La crisis de las subprimes pone de manifiesto la perversión que ha sufrido la finalidad de las empresas. La economía actual se ha convertido en un gigantesco juego de Monopoly, en una economía de casino. Lo que cuenta no es construir una industria con todas sus benéficas repercusiones sociales. Se invierte en “opportunities” y no en la producción de cosas y de servicios útiles. En consecuencia, el sistema de valores en el que se desenvuelve la empresa en estos momentos está gravemente contaminado.
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