En plena euforia, hace tres y cuatro años, se puso de moda entre nuevos ricos comprarse un Porsche todoterreno. De la noche a la mañana, en las calles de las grandes ciudades, el Cayenne se convirtió en un icono de la nueva ola. Un amuleto que servía para decir: "soy el mejor. Me he forrado". Pero con el paso del tiempo, muchos de los que están pagando las letras del Cayenne hoy no las pueden pagar.
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