La crisis de los chips puede convertirse en una oportunidad para la industrial del automóvil. Al menos para la de alta gama. Mientras en España cierran plantas todos los días por la falta de componentes, los grandes fabricantes alemanes han dejado entrever en la feria de Múnich, celebrada la semana pasada, una nueva estrategia que pasa por perpetuar la situación actual cuando esta ya no exista. Quieren seguir fabricando menos para que los precios continúen elevados. De momento, sus datos de beneficios avalan la decisión.
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