Hace cuatro años, el cazador Sergey Grigoriyev encontró un pequeño oso con el que se encariñó. Lo llamó Vorchun ("Gruñón") y decidió criarlo en su casa, en una zona rural del centro de Rusia, donde vivía junto a su pequeño hijo. Este fin de semana, una vecina comenzó a preocuparse. Llevaba días sin ver a Sergey después de haber compartido un té con él. Dio aviso a su familia.Al llegar, la policía vio manchas de sangre alrededor de la casa. Vorchun había matado a un perro de Sergey. Sergey había sido "devorado hasta los huesos" por su oso.
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