Hay muchas lecciones tristes que se pueden aprender tras lo sucedido con la deuda griega, pero quizá la más triste de todas sea la siguiente: es mejor ser un asesino que un golfo. Sale más a cuenta. Está mucho mejor visto bombardear ciudades, matar por millones, violar mujeres y establecer campos de exterminio, que falsear las cuentas, trampear en las pensiones y ser un moroso. Por eso a los alemanes se les perdonó la deuda, después de dejar Europa y parte del extranjero hechas una braga, y por eso a los griegos no los toma en serio nadie..
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