Sucedió esta semana en el Banco de Alimentos de la Pobla de Vallbona. Y a Jaime Serra, su director, le crujió el alma nada más oírlo. El hombre andaba por los 82 años y le salió una frase que resume toda una vida: «Para criarme, mis padres tuvieron que echar mano de una cartilla de racionamiento. Y ahora, después de toda una vida trabajando, repito la historia y moriré con cartilla».
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