La sólida moral católica de la que siempre ha alardeado la derecha en este país se desmorona con la corrupción interna de un partido que ya no la defiende. -- Ser católico como lo era mi padre o lo es mi madre no tiene nada de fundamentalista ni de perverso. El problema es cuando un hecho espiritual se convierte en una mero postureo, en un falso reclamo propagandístico para aquellos votantes que ven aún en la derecha el mantenimiento de unos valores morales inspirados en el cristianismo.
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