Toda la flota mundial de cruceros detuvo de manera abrupta sus operaciones entre febrero y marzo, y la inmensa mayoría no ha regresado ni tiene previsto hacerlo a corto plazo. La sangría económica que la crisis está provocando a todas las navieras del mundo amenaza a corto plazo la supervivencia de muchas compañías, y a medio plazo la misma existencia del sector. A la Carnival, la compañía de cruceros más grande del mundo y propietaria de las líneas Cunard o Princess, el mantenimiento de su flota de 87 cruceros le cuesta mil millones de dólares al mes.
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