El equipo del IKTS afirmó que está creciendo el número de detractores que reniegan del empleo de materias primas comestibles como el maíz. En concreto, hay gente que se manifiesta en contra de la fermentación de alimentos en plantas de biogás destinadas a la producción de electricidad y calor. Según ellos, la electricidad que se produzca por este sistema podría provocar un alza en los precios de los alimentos.
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