Los aparatos y los algoritmos demuestran un 86% de eficacia en la detección de ejemplares de la especie amenazada. Los drones están demostrando ser una herramienta tecnológica muy versátil, que encuentra paradójicamente muchas aplicaciones fuera de los entornos habitados. El último es la detección de koalas en el este de Australia, con el objeto de conocer y controlar su número, a través de cámaras infrarrojas que detectan el calor de su cuerpo y algoritmos de aprendizaje automático que lo hacen posible incluso bajo las copas de los árboles.
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