Con esto de la pandemia parecía que los creyentes en los chemtrails y los terraplanistas había desaparecido, eclipsados por el movimiento negacionista y antivacunas, pero era un espejismo: estaban hibernando. Ha sido necesaria la mayor nevada que recuerda la Península desde 1904 para que los conspiranoicos se reencuentren con las cualidades físicas de un viejo conocido: la nieve. ¿O deberíamos decir el plástico? Dentro vídeo:
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