Arrancar el motor y conducir menos de 10 minutos o 1 km es perjudicial para el propulsor. ¿La razón? Ni el motor llega alcanzar su temperatura óptima de funcionamiento, ni la lubricación de todos los elementos llega a ser la idónea. Por encima de 5.000 rpm en un gasolina o 3.400 rpm en un diésel, no hay problema. Eso sí, no lo mantengas a esos regímenes durante más de 20 minutos continuados. Si aparcas el coche en una cuesta muy pronunciada, el lubricante se acumulará en una parte del motor, dejando a otras sin él.
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