Pocas veces, paseando por el campo, te encuentras con una realidad que supera todas las ficciones y, aún más raro, convierte en real una ficción. Me pasó el otro día en Cervera de Pisuerga (Palencia). Bajaba de la montaña después de una tarde disfrutando de la berrea de los ciervos y allí estaban ellas: vacas. Era casi de noche. Apenas unas sombras recortadas en el horizonte.
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