Durante años, las campañas de concienciación de la Dirección General de Tráfico habían fijado su mirada en el alcohol. El consumo de sustancias provocaba un inaceptable volumen de accidentes mortales, y se trataba de una causa corregible desde la propia actitud de los conductores. Puede que ahora necesitemos virar nuestra atención hacia los teléfonos móviles: las distracciones ya son tan peligrosas como el alcohol.
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