Pronuncias o escribes la cuarta palabra e inmediatamente se te lanzan a la yugular -"no, por Dios, no hay peros que valgan"-, como si la conjunción adversativa fuera peor que el sustantivo que la precede. Resultas cómplice, si no directamente culpable, si se te ocurre introducir el mínimo matiz en el aluvión de argumentos, casi todos acertados, que se vienen sucediendo estos días. Ustedes perdonen, así las cosas, que uno sea lo suficientemente terco como para insistir en que se puede condenar el racismo ...
|
etiquetas: racismo , vinicius , futbol