La música presenta la capacidad de activar el circuito neuronal de recompensa del cerebro humano, hecho que nos proporciona un estado de bienestar y felicidad que, en su manifestación más intensa, puede incluso provocar escalofríos. En su trabajo más reciente, publicado por la revista Frontiers in Neuroscience, Lionel Pazart y su equipo, de la Universidad de Borgoña Franco Condado y el Centro Hospitalario Universitario de Besanzón, relacionan dichos escalofríos con regiones cerebrales concretas.
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