Todos los animales desarrollamos estrategias para resultar más atractivos a ojos del sexo contrario. Algunos utilizan señales químicas, visuales o auditivas, pero en otros puede llegar a ser un asunto más complejo que implica diferentes modos de comunicación y pautas de comportamiento muy diversas. En muchas clases de insectos, las hembras usan las feromonas para atraer a parejas. Este es el caso de algunas polillas, cuyas señales químicas pueden llegar a atraer a machos desde cientos de metros de distancia.
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