«El Barça celebró una comida de Navidad y me tocó en la mesa con un directivo con el que no había coincidido nunca y que no paró de hacer comentarios sexistas, supuestas bromas, chascarrillos, ante los que mis colegas se carcajeaban. Al final de la comida se levantó para grabar el discurso del presidente, el directivo soltó: «¡Vaya tetas!» Y todos rieron. Ahí estallé y exclamé, iracunda, que cuando mi compañera volviera a la mesa se lo dijera a la cara»
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