En 1980, un reparador del aire acondicionado no logró arreglar exitosamente el aparato de uno de sus clientes. La disputa se saldó con una cadena perpetua sin derecho a condicional. Y no ha sucedido en Corea del Norte o Nigeria. Es Estados Unidos. Su caso es uno de los más interesantes en el mundo de las penas injustas estadounidenses: el montante por el que Rummel fue condenado ascendía a un total de 230 dólares en tres delitos de escasa relevancia.
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