Se llama Craig Zucker, tiene 29 años, viste vaqueros, no se peina mucho y tiene la pinta de mal estudiante inteligente que ha llevado a algunos a levantar imperios informáticos en un garaje antes de acabar la carrera. Él va por el mismo camino: se está haciendo de oro...vendiendo agua del grifo embotellada. La etiqueta dice «Tap´d NY. Purified New York City tap water» y se vende a dólar y medio la botella. Eso vienen a ser unos 35 centavos menos de lo que suelen costar aguas embotelladas más de diseño o simplemente más pretenciosas.
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