Liberar las hormonas suele exigirnos hacer lo mismo con la lengua. En esa jadeante contienda algo nos pide sacar gemidos y frases en un idioma que sólo quien está excitado comprende. Es entonces cuando una puritana dama de alta sociedad puede confundirse con una verdulera; misma que con igual ímpetu deja salir de su pecho y con todas sus letras un `¡fóllame!'.
|
etiquetas: pareja , relaciones , sexualidad