Como consecuencia de la demarcación de los nuevos límites se acordó que, a cambio de recibir en devolución la Colonia de Sacramento y el territorio del Uruguay, España cedía a Portugal los territorios de Río Grande y Santa Catalina y una enorme extensión limitada por la línea del Ecuador al Norte, los ríos Caquetá, Madeira y Guaporé al Oeste, Paraguay al Sudoeste, aproximadamente el norte de la actual República de Uruguay al Sur y la línea de Tordesillas por el Este, con una extensión superior a la mitad del actual territorio brasileño.
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