Rápidamente descubrimos que la gente no suele usar el espacio de comentarios para compartir sus ideas y leer la opinión de los otros. Los comentarios, en lugar de conversaciones, se parecen más a un grupo de personas gritando cada una sus argumentos sin importarles si el otro escucha o no. Como resultado los comentarios raramente aportan argumentos interesantes y análisis valiosos. Pero no todo está perdido. Podemos aprender a escribir buenos comentarios, siempre y cuando entendamos qué se necesita para construir argumentos sólidos.
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