Depurar responsabilidades tras un proceso especulativo es un problema antiguo. Gran Bretaña se enfrentó a él en 1720, cuando estalló la burbuja de la South Sea Company. Los miembros de la compañía fueron conducidos a la Torre de Londres. El parlamentario Molesworth propuso en la Cámara de los Comunes que fueran condenados por parricidio y sometidos al suplicio que el Imperio romano reservaba para ese crimen.
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