Un estudio demuestra que las abejas, insectos que se guían profundamente por los aromas de aquellas sustancias que les atraen o que detestan, atacan todo aquello que esté cubierto con aceite de banana, ya que su olor es casi idéntico al que deja una abeja para marcar una amenaza cercana. Por lo que una curiosa e imaginativa manera de perpetrar un crímen propio de Agatha Christie, sería embadurnar a la posible víctima con esa sustancia y dejar que la naturaleza hiciera el resto.
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