El cierre de Librería Pampín es un paso más en nuestro empeño por cargarnos «la ciudad». Estamos acabando con el droguero, con el zapatero y con el relojero so pretexto de la comodidad y con ello nos estamos cargando el modo de vida que nos reconforta. Nos quejamos de que nos puede la angustia y tenemos que refugiarnos en el yoga, la meditación y el mindfulness a ver si así recuperamos la armonía, pero la culpa la tenemos nosotros por habernos cargado al librero.
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