Está ubicado en unas de esas estrechas subidas típicas de las zonas populares de Caracas. Rodeado de casas sencillas con techos de zinc, lo único que lo identifica es una cartela que se deja ver desde las rejas blancas que sirven de puerta principal. Sin embargo, al entrar, la amplia sala, el aula de clases, la pequeña biblioteca y la improvisada cocina, todo lleno de color, orden y huellas de quienes los han apoyado, dejan saber que no es una casa más.
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