Luis, un anciano de 73 años, se encontró el pasado martes por la mañana con su propia esquela, puesta en el portal de su casa, anunciando la hora y el sitio de su entierro. El cartel estaba puesto desde la noche anterior. Luis se encontraba de vacaciones y pasó por casa de casualidad. Carmen, vecina desde el año 72 del supuesto finado, se llevó un susto de muerte al verlo aparecer por la puerta: «Me dio taquicardía y menos mal que era de día, porque si llega a ser de noche, me caigo redonda al suelo».
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