Las calles de Sevilla, en el sur de España, sufren unas temperaturas tan elevadas que parece casi imposible caminar al aire libre. A medida que las temperaturas se acercan a los 42 °C, la gente se apresura a buscar refugio en casas, oficinas y edificios públicos con aire acondicionado. Sin embargo, a menos de dos millas del centro de la ciudad, una brisa fresca soplaba bajo un techo blanco gigante.
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