En la distancia se aprecia como una manta amarillenta que recubre la ciudad. No es perceptible si te sumerges en ella, conduciendo un coche o paseando por la acera. No se ve, en ocasiones se huele y sólo se siente cuando debuta la enfermedad. Hay pocos riesgos que afecten tanto a la salud en el mundo como la contaminación atmosférica. A pesar de ello, cada día millones de ciudades despiertan envueltas en la nube tóxica.
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