Pocos lugares pueden representar mejor la discriminación que denuncian los cristianos egipcios como el barrio de Hanna Fathy. Forma parte de los zabbaleen,“gente de la basura”, en árabe. Como el resto de sus vecinos, se dedica desde niño a separar la mayor parte de los desechos que producen diariamente los 20 millones de habitantes de El Cairo. Las calles de la ciudad de la basura albergan toneladas de residuos, animales, excrementos y otras 60.000 almas como la de Fathy, de profundas creencias cristianas.
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