Mis hijos mayores combinaron la teoría con la práctica, leían, iban a museos y tenían muy buen nivel: el de una escuela pública de calidad. Pero mi hija pequeña, si yo no la enseño, llega muy justa a saber leer y a hacer cuentas. En clase no practican ni les mandan deberes para casa. Han desaparecido los libros de texto, las libretas y las asignaturas. No hay exámenes y evalúan por rúbricas.
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