Se necesitan de cuatro a seis semanas para que un anquilostoma de cuatro a seis semanas viaje a través del cuerpo humano y llegar al intestino, donde se enclava en el intestino delgado y chupa sangre para mantenerse. Esta situación podría indignar al sistema inmunológico pero si coges un endoscopio y grabas estos gusanos una vez que están instalados en un intestino humano, el área parece sana en lugar de inflamada, según Alex Loukas, un parasitólogo molecular de la Universidad James Cook.
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