Según comentan los investigadores, dirigidos por George Cotsarelis, esencialmente lo que se ha conseguido es manipular la cicatrización de las heridas para lograr una regeneración de la piel normal, en lugar de conducir al tejido cicatricial como es habitual. En este caso, lo que se ha realizado en primer lugar es la regeneración de los folículos pilosos (los cuales dan lugar al pelo), seguido de la regeneración de las células grasas, en respuesta a estos mismos folículos.
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