Es probable que cuando éramos adolescentes, nuestros padres nos dijeran que la música que escuchábamos era “ruidosa”. No les gustaba. Y no entendían cómo podía gustarnos. Con el tiempo, a medida que nos acercamos a los 40 años, comenzamos a pensar que “ya no se hace buena música” y nos apegamos más a los cantantes y canciones conocidos. Nuestros gustos musicales comienzan a cristalizarse en la adolescencia, cuando tenemos entre 13 o 14 años, según reveló un análisis realizado por The New York Times en base a la música que escuchan los usuarios
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