Mientras desde Argel clamaban por la "traición" de España tras el cambio de postura sobre el Sáhara Occidental, su ministro de Exteriores, Ramtane Lamamra, encontró el respaldo de Pekín. Lamamra aterrizó el sábado en la ciudad oriental china de Tunxi. Un día después, se reunió con su homólogo chino, Wang Yi, que apoyó "los esfuerzos por una solución justa y duradera basada en el derecho internacional" y en "las resoluciones de la ONU" para la cuestión del Sáhara Occidental.
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