Las autoridades de Pekín, sus enemigas juradas, parecen tenerlo claro. “La reencarnación de los budas vivientes, incluido el Dalái Lama, debe cumplir con las leyes y regulaciones chinas y seguir los rituales religiosos y convenciones históricas”, aseguró Lu Kang, portavoz del Ministerio de Exteriores, el día en el que se produjo el ingreso en el hospital. O lo que es lo mismo, que el nuevo dirigente espiritual debe contar con su beneplácito y aprobación, una postura fijada hace años para garantizarse la elección de alguien afín a sus intereses.
|
etiquetas: dalai lama , reencarnación