Consiguió demostrar la existencia de tecnecio en el Sol. Esa evidencia fue la primera prueba de que el inestable elemento 43 podía producirse y obtenerse de forma natural en el universo. Años más tarde, otros especialistas consiguieron hallar pequeñísimas trazas de este elemento en la corteza terrestre, originadas por fisión espontánea del uranio. Asimismo, el análisis del espectro de luz de estrellas lejanas ha encontrado pruebas de su presencia en puntos muy distantes al Sistema Solar.
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