Las chanclas de playa son, como su nombre indica, para la playa. Ni para la ciudad, ni para pasear al atardecer, ni para comer en un restaurante: sólo para llevar sobre la arena, «sin paliativos». Cuando el termómetro echa humo, se impone el todo vale en el vestir. Para la directora de la Escuela de Protocolo: «Con la ropa demuestras el respeto al sitio a donde vas y a las personas que allí están». «Todo lo que pueda molestar, herir, faltar o crear tensión a los demás, es de mala educación».
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