Los centros sociales en edificios okupados de Madrid cuentan ahora con el mayor y más heterogéneo respaldo social de sus tres décadas de historia. Algunos han conseguido 'legalizar' su situación, pero sobre otros pesan órdenes de desalojo que ponen en riesgo su supervivencia. Uno de los más importantes, La Traba, en Legazpi, fue demolido el miércoles. Funcionan de manera asamblearia y autónoma, fomentan la cultura vecinal y el ocio alternativo, están muy presentes en las redes y han conseguido dejar atrás el estigma conflictivo del pasado.
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