Las letrinas del aeropuerto internacional Simón Bolivar de Caracas están desbordadas con orina, de los grifos no sale una gota de agua. En la sala de salidas pasajeros que se preparan para el exilio, no conocen cuando será su regreso. En la aduana una pegatina en la máquina de Rayos X advierte: "¡Aquí no se critica a Chávez!"Antes incluso de salir del aeropuerto es obvio que la revolución bolivariana, como las escaleras mecánicas detenidas, se ha estancado.
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