“Desgraciadamente, esto les sucede muchas veces a las mujeres, todos los días en sus centros de trabajo. No quizás algo tan público, o tan directo como un beso, pero sí cualquier otro comentario o gestos por los que la persona que lo recibe se siente incómoda”, sostiene Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT y responsable de Igualdad en el sindicato.
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