El discurso mesiánico y radical de enfrentamiento contra el mal dio resultado. Los seguidores se multiplicaron y, entonces, el movimiento mutó en marca. El marchamo Realfooding se ha incorporado ya a procesados como croissants, crema de cacao o helados. Todos esos productos, reconoce Ríos, “no deben sustituir a la comida fresca real”, pero, según él, son menos perjudiciales que los que ya se comercializan. “¿Qué hay de malo en que existan?”
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