El caso es que toma la palabra, Manolete, Manolete… Acusa una ronquera que pretendía ser reflejo de campechanía y, sin embargo, con el tiempo es más una flema de poder, una flema autosuficiente, una flema con convicción igual que la de Rita Barberá. La Castedo no es de las que intenta escupir el moco por la mañana, es más de restregarse la cara con la toalla sin arrepentimientos.
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