Las cárceles no evitan el crimen. No son lugares para reformar prisioneros, sino que se han convertido en un estímulo para el delito en muchos países. Deshumanizamos a los criminales, pretendemos que encerrarlos y alejarlos de nosotros es la solución, cuando ese sistema es en realidad parte de la problemática. Las prisiones, lejos de convertirse en una solución son parte del problema. Las cárceles fabrican criminales. La idea de las prisiones tal cual las conocemos no son nuevas. Surgen en pleno siglo XIX, son mecanismos disciplinarios...
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