Basta llamar al comercial de turno para que nos diga lo que nos temíamos, que ese activo, supuestamente adjudicado, todavía no lo está. Vamos, que lo ofrecen sin todavía haber logrado el alzamiento del propietario. No pasa nada. Se entrega una señal, se firma un contrato de arras, y cuando larguemos al propietario cerramos la operación. Y se queda el comercial tan pancho.
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