Tiene razón el ministro Montoro cuando sostiene que no hay que mezclar balanzas fiscales con financiación autonómica. El problema es que nunca antes lo había dejado tan claro. Ni siquiera cuando el PP estaba en la oposición y arreaba al Gobierno Zapatero porque se entregaba al Tripartito catalán. Tampoco el anterior Ejecutivo socialista lo admitía. Ni el anterior ni el anterior. Y eso explica el actual carajal autonómico, pasto de enormes dosis de demagogia y de populismo barato.
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