Es la imagen de toda una época: un caballero haciendo ver que sufre en un cuarto de baño mientras una tía medio en bolas pasea tan campante a sus espaldas yendo a ninguna parte. El bochorno de una clase política que utiliza un material tan sensible como las emociones para intentar derrocar a un gobierno. Pablo Casado recurriendo al método Stanislavski para transmitir dolor y una señorita que parece sacada de ‘Los bingueros’ le arruina el bodegón.
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