(...) El otro Billy el Niño, Juan Antonio González Pacheco, estaba muy orgulloso de que le hubieran puesto el mismo mote que al célebre pistolero del Lejano Oeste, aunque no compartía con él más que el aspecto desnutrido y la escasa estatura. "Practicaba el orgullo de ser blanco: era esmirriado, chúcaro y soez" escribe Borges en la única frase que puede aplicarse a ambos, ya que la bravura y la valentía legendarias del forajido distan años luz de la miseria y la bajeza de este nauseabundo funcionario de policía.
|
etiquetas: billy el niño , infamia , torturador , muerte , coronavirus , policía